CLIMA CONTINENTAL, con 4 estaciones claramente diferenciadas.
Los inviernos son largos y rigurosos con abundantes heladas y nieblas. La primavera es irregular, se alternan las temperaturas suaves con las temidas heladas tardías. Los veranos suelen ser cálidos y áridos, pero con periodos fríos entre medias. Los principios de otoño suelen ser suaves y lluviosos lo que beneficia mucho a la maduración final de la uva.
Un factor común en todas las estaciones es el gran contraste térmico que existe entre el día y la noche. Esto favorece la calidad de la uva, las fuertes insolaciones del día, permiten que la planta tenga buenas maduraciones y el frío de la noche, lo detienen, conservando la aciddez y esto potencia una mayor concentración de compuestos químicos.
Precipitaciones medias anuales en torno a los 500 mm, repartidas a lo largo del año, lo que hace que el cultivo de la vid en la zona no precise de riego salvo en algunos años aislados.
Es una zona con una alta luminosidad en la zona, con una media de 2.700 horas de sol anuales, lo que favorece aún más una maduración uniforme de la baya.
EL SUELO
Son viñedos con suaves ondulaciones, con suelos de cantos rodados dentro de una matriz areno-limosa. Son suelos con excelentes condiciones de drenaje interno, con una aceptable capacidad de retención hídrica, facilidad de aireación y penetrabilidad de las raíces, bajo contenido en sales minerales, profundidad, contenido adecuado de caliza y pobreza en materia orgánica.
Estos terrenos pedregosos y arenosos, aportan franqueza al vino y le dan aromas limpios que definen su variedad.